Idealismo Absoluto
Lo que la teoría de la ciencia pretende
En cierta forma Johann Gottlieb Fichte se ubica en ese punto del pensamiento de Kant, que de hecho quiere completar, "ya que a su juicio Kant se ha quedado a medio camino". Según Kant, Fichte, ha tomado las categorías de la experiencia, y que de ninguna manera podrá
En Fichte el espíritu lo es todo. Nos encontramos así con la premisa fundamental del idealismo absoluto, una definida filosofía del espíritu: "Lo absoluto es la idea universal y única que, juzgando y discerniendo, se especifica en el sistema de las ideas particulares". Idealismo Absoluto es pensar, ser y verdad, todo es parecido con el espíritu. En Georg Wilhelm Friedrich Hegel este idealismo es
Immanuel Kant
Immanuel Kant fue un filósofo alemán. Es el primero y más importante representante del idealismo alemán y es considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna, del último período de la Ilustración y de la filosofía universal. En la actualidad, Kant continúa teniendo sobrada vigencia en diversas disciplinas: filosofía, derecho, ética, estética, ciencia y política.
Immanuel Kant fue bautizado como 'Emanuel' pero cambió su nombre a 'Immanuel' tras aprender hebreo. Nació en 1724 en Königsberg (desde mediados del siglo XX, Kaliningrado, Rusia). Era el cuarto de nueve hermanos, de los cuales sólo cinco alcanzaron la adolescencia. Pasó toda su vida dentro o en los alrededores de su ciudad natal, la capital de Prusia Oriental en esa época, sin viajar jamás más allá de 150 km de Königsberg. Su padre Johann Georg Kant (1682–1746) era un artesano alemán de Memel, en aquel tiempo la ciudad más al nordeste de Prusia (ahora Klaipėda, Lituania). Su madre Anna Regina Reuter (1697–1737), nacida en Núremberg, era la hija de un fabricante escocés de sillas de montar. En su juventud, Kant fue un estudiante constante, aunque no espectacular. Creció en un hogar pietista que ponía énfasis en una intensa devoción religiosa, la humildad personal y una interpretación literal de la Biblia. Por consiguiente, Kant recibió una educación severa —estricta, punitiva y disciplinaria— que favorecía la enseñanza del latín y la religión por encima de las matemáticas y las ciencias.
A la edad de 46 años, Kant era un conocido erudito y un filósofo cada vez más influyente. Se esperaba mucho de él. Como respuesta a una carta de su alumno Markus Herz, Kant llegó a reconocer que en la Disertación inaugural no había logrado dar cuenta de la relación y conexión entre nuestras facultades intelectuales y sensibles. También reconoció que David Hume le despertó del "sueño dogmático" (alrededor de 1770). Kant no publicó ningún trabajo de filosofía en los once años siguientes.
Kant dedicó su década silenciosa a trabajar en una solución para los problemas planteados. Aunque amante de la compañía y la conversación, Kant se aisló, pese a los intentos de sus amigos de sacarle de su aislamiento. En 1778, en respuesta a una de esas peticiones de un antiguo alumno, Kant escribió:
(Cualquier cambio me hace aprensivo, aunque ofrezca la mejor promesa de mejorar mi estado, y estoy convencido, por este instinto natural mío, de que debo llevar cuidado si deseo que los hilos que las Parcas tejen tan finos y débiles en mi caso sean tejidos con cierta longitud. Mi sincero agradecimiento a mis admiradores y amigos, que piensan tan bondadosamente de mí hasta comprometerse con mi bienestar, pero, al mismo tiempo, pido, del modo más humilde, protección en mi actual estado frente a cualquier alteración.)
Johann Gottlieb Fichte
Johann Gottlieb Fichte filósofo alemán de gran importancia en la historia del pensamiento occidental. Como continuador de la filosofía crítica de Kant y precursor tanto de Schelling como de la filosofía del espíritu de Hegel, es considerado uno de los padres del llamado idealismo alemán.
Vida
Nacido de padres muy pobres, durante su infancia tuvo que trabajar cuidando ocas para ayudar a su familia. Gracias al apoyo del barón von Miltitz pudo Fichte comenzar sus estudios. El barón, después de verle imitar al pastor y escucharle repetir de memoria un sermón al cual no había podido asistir, se decidió a ayudarle.Tras acabar sus estudios en el instituto de segunda enseñanza Schulpforta de Naumburgo, se inscribe en la facultad de Teología de Jena en 1780, para después trasladarse a Leipzig. Durante estos años la ayuda del barón disminuyó paulatinamente, por lo que para aliviar la falta de medios Fichte se puso a trabajar de preceptor, abandonando sus estudios de Teología. Se mudó a Zúrich donde conoció a Johanna Rahn, con la que finalmente se casaría a escondidas en octubre de 1793.
En 1790, mientras vivía en Leipzig, un estudiante le pidió dinero y que le diera lecciones sobre Kant. Como Fichte todavía no conocía la Crítica de la razón pura, tuvo que leérsela, lo que se convirtió para él en una verdadera revelación. A propósito de esta lectura, escribió que su descubrimiento le había enriquecido tanto interiormente que se sentía "el hombre más tonto e insípido del mundo".[cita requerida]
En 1791 viajó a Königsberg para conocer a Kant, quien le debía dinero,[cita requerida]. Aunque inicialmente éste no pareció muy agradado por esta inesperada visita, cuando Fichte le enseñó un escrito suyo, el Intento de crítica de toda revelación, le agradó tanto a Kant que pidió personalmente a su editor que lo publicara, lo cual se hizo anónimamente en 1792. Como los académicos pensaron que el libro había sido escrito por el propio Kant, cuando el mismo Kant aclaró la confusión y alabó públicamente la obra, la reputación de Fichte creció significativamente entre la comunidad de filósofos. A consecuencia de este ascenso de su fama, fue llamado a la Universidad de Jena para ocupar una cátedra de filosofía que había quedado vacante. Allí, entre 1794 y 1795 dictó una serie de polémicas lecciones que serían publicadas como Algunas lecciones sobre el destino del sabio, en las cuales se exponen los temas fundamentales de su reflexión filosófica.
En 1799 una áspera polémica sobre el ateísmo, sostenida con un discípulo, le obligó a dimitir, trasladándose en 1800 a Berlín, donde, como no había universidad, tuvo que trabajar dando lecciones privadas para mantenerse.
En 1806, en el Berlín ocupado por Napoleón, Fichte escribió los Discursos a la nación alemana, que se convirtió en el origen del nacionalismo alemán. En él, Fichte afirma la superioridad cultural y filosófica del idioma alemán sobre los idiomas "neo-latinos", y como conclusión, la nación alemana entera tenía una enorme ventaja sobre las demás naciones europeas. Incitaba además al combate contra las tropas napoleónicas.
Cuando en 1810 se creó la Universidad de Berlín, fue nombrado profesor ordinario de filosofía, siendo posteriormente elegido rector en 1811. Al desatarse la Guerra de Liberación en 1813, Fichte deja sus lecciones y se enrola en la milicia.
Murió en enero de 1814 a los 51 años de edad a causa del tifus que le había contagiado su mujer, la cual había contraído a su vez la enfermedad mientras trabajaba de enfermera voluntaria cuidando a soldados en un hospital militar.
Su hijo Immanuel Hermann Fichte también se dedicó a la filosofía.
Pensamiento
Fichte no aceptaba el argumento kantiano sobre la existencia de los noumena o "cosas en sí", realidades supra-sensibles más allá de las categorías de la razón humana. Veía la rigurosa y sistemática separación entre las "cosas en sí" (noumena) y las cosas "tal y como se nos representan" (phenomena) como una invitación al escepticismo.En vez de aceptar dicho escepticismo, Fichte sugirió radicalmente que se debía abandonar la noción de mundo noumenal y en su lugar aceptar el hecho de que la consciencia no tiene su fundamento en el llamado "mundo real". De hecho, Fichte es famoso por su original argumentación de que la consciencia no necesita más fundamento que ella misma: de esta forma, el conocimiento no parte ya del fenómeno, sino que se vuelve creación del sujeto conocedor. Es así que se crea el idealismo: la realidad es un producto del sujeto pensante, en contraposición al realismo, el cual afirma que los objetos existen independientemente del sujeto que los percibe.
Esta noción finalmente se convirtió en la característica definitoria del idealismo alemán y, por lo tanto, en la clave esencial para la comprensión de las filosofías de Hegel y Schopenhauer, aunque ambos rechazan la noción fichteana de que la consciencia humana es en sí misma suficiente fundamento para la experiencia, postulado por otras consciencias "absolutas".
En su famoso trabajo Fundamento del derecho natural, Fichte establece que la auto-consciencia es un fenómeno social. Es decir, él afirma que aunque su existencia depende de los objetos del mundo externo, sin embargo, la mera percepción de estos objetos externos depende de la auto-consciencia. La solución de esta paradoja, para Fichte, es que un ser racional adquiere su consciencia plenamente cuando es "evocado" como consciente por otro ser racional fuera de él mismo.
A causa de esta necesidad de relación con otros seres racionales para la consecución de la consciencia, Fichte afirma que debe haber una "relación de derecho" en la cual haya un mutuo reconocimiento de racionalidad por ambas partes.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Georg Wilhelm Friedrich Hegel filósofo alemán nacido en Stuttgart, Württemberg, recibió su formación en el Tübinger Stift (seminario de la Iglesia Protestante en Württemberg), donde trabó amistad con el futuro filósofo Friedrich Schelling y el poeta Friedrich Hölderlin. Le fascinaron las obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, Rousseau, así como la Revolución Francesa, la cual acabó rechazando cuando ella cayó en manos del terror jacobino. Se le considera el último de los Más Grandes Metafísicos. Murió víctima de una epidemia de cólera, que hizo estragos durante el verano y el otoño de 1831.Considerado por la Historia Clásica de la Filosofía como el representante de la cumbre del movimiento decimonónico alemán del idealismo filosófico y como un revolucionario de la Dialéctica, habría de tener un impacto profundo en el materialismo histórico de Karl Marx. Hegel es célebre como un filósofo muy oscuro, pero muy original, trascendente para la historia de la filosofía y que sorprende a cada nueva generación. La prueba está en que la profundidad de su pensamiento generó una serie de reacciones y revoluciones que inauguraron toda una nueva visión de hacer filosofía; que van desde la explicación del materialismo Marxista, el pre-existencialismo de Søren Kierkegaard, el escape de la Metafísica de Friedrich Nietzsche, la crítica a la Ontología de Martin Heidegger, el pensamiento de Jean-Paul Sartre, la filosofía nietzscheana de Georges Bataille y la teoría de la deconstrucción de Jaques Derrida, entre otros. Desde sus principios hasta nuestros días sus escritos siguen teniendo gran repercusión, en parte debido a las múltiples interpretaciones posibles que tienen sus textos.
Pensamiento
Las obras de Hegel tienen fama de difíciles por la amplitud de los temas que pretenden abarcar. Hegel introdujo un sistema para entender la historia de la filosofía y el mundo mismo, llamado a menudo “dialéctica”: una progresión en la que cada movimiento sucesivo surge como solución de las contradicciones inherentes al movimiento anterior. Por ejemplo, la Revolución francesa constituye para Hegel la introducción de la verdadera libertad a las sociedades occidentales por vez primera en la historia escrita.Sin embargo, precisamente por su novedad absoluta, es también absolutamente radical: por una parte, el aumento abrupto de violencia que hizo falta para realizar la revolución no puede dejar de ser lo que es, y por otra parte, ya ha consumido a su oponente. La revolución, por consiguiente, ya no tiene hacia dónde volverse más que a su propio resultado: la libertad conquistada con tantas penurias es consumida por un brutal Reinado del Terror. La historia, no obstante, progresa aprendiendo de sus propios errores: sólo después de esta experiencia, y precisamente por ella, puede postularse la existencia de un Estado constitucional de ciudadanos libres, que consagra tanto el poder organizador benévolo (supuestamente) del gobierno racional y los ideales revolucionarios de la libertad y la igualdad. "En el pensamiento es donde reside la libertad".
En las explicaciones contemporáneas del hegelianismo —para las clases preuniversitarias, por ejemplo— la dialéctica de Hegel a menudo aparece fragmentada, por comodidad, en tres momentos llamados “tesis” (en nuestro ejemplo, la revolución), “antítesis” (el terror subsiguiente) y “síntesis” (el estado constitucional de ciudadanos libres). Sin embargo, Hegel no empleó personalmente esta clasificación en absoluto; fue creada anteriormente por Fichte en su explicación más o menos análoga de la relación entre el individuo y el mundo. Los estudiosos serios de Hegel no reconocen, en general, la validez de esta clasificación[cita requerida], aunque probablemente tenga algún valor pedagógico (véase Tríada dialéctica).
El historicismo creció significativamente durante la filosofía de Hegel, de la misma manera que otros exponentes del historicismo, Hegel consideraba que el estudio de la historia era el método adecuado para abordar el estudio de la ciencia de la sociedad, ya que revelaría algunas tendencias del desarrollo histórico. En su filosofía, la historia no sólo ofrece la clave para la comprensión de la sociedad y de los cambios sociales, sino que es tomada en cuenta como tribunal de justicia del mundo.
La filosofía de Hegel afirmaba que todo lo que es real es también racional y que todo lo que es racional es real. El fin de la historia era, para Hegel, la parusía del espíritu y el desarrollo histórico podía equipararse al desarrollo de un organismo, los componentes trabajan afectando al resto y tienen funciones definidas. Hegel dice que es una norma divina, que en todo se halla la voluntad de Dios]] que es conducir al hombre a la libertad por ello es panteísta. Justifican así la desgracia histórica: toda la sangre y el dolor, la pobreza y las guerras son "el precio" necesario a pagar para lograr la libertad de la humanidad.
Hegel se valió de este sistema para explicar toda la historia de la filosofía, de la ciencia, del arte, de la política y de la religión, pero muchos críticos modernos señalan que Hegel a menudo parece pasar por alto las realidades de la historia a fin de hacerlas encajar en su molde dialéctico. Karl Popper, crítico de Hegel en La sociedad abierta y sus enemigos, opina que el sistema de Hegel constituye una justificación tenuemente disfrazada del gobierno de Federico Guillermo III y que la idea hegeliana de que el objetivo ulterior de la historia es llegar a un Estado que se aproxima al de la Prusia del decenio de 1831. Esta visión de Hegel como apólogo del poder estatal y precursor del totalitarismo del siglo XX fue criticada minuciosamente por Herbert Marcuse en Razón y revolución: Hegel y el surgimiento de la teoría social, arguyendo que Hegel no fue apólogo de ningún Estado ni forma de autoridad sencillamente porque éstos existieran; para Hegel, el Estado debe ser siempre racional. Arthur Schopenhauer despreció a Hegel por el historicismo de éste y tachó la obra de Hegel de pseudofilosofía.
La filosofía de la historia de Hegel está también marcada por los conceptos de las "astucias de la razón" y la "burla de la historia"; la historia conduce a los hombres que creen conducirse a sí mismos, como individuos y como sociedades, y castiga sus pretensiones de modo que la historia-mundo se burla de ellos produciendo resultados exactamente contrarios, paradójicos, a los pretendidos por sus autores, aunque finalmente la historia se reordena, y en un bucle fantástico retrocede sobre sí misma y con su burla y paradoja sarcástica, convertida en mecanismo de cifrado, crea también ella misma sin quererlo, realidades y símbolos ocultos al mundo y accesibles sólo a los cognoscentes, es decir, a aquellos que quieren conocer.
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